Presentación del curso ULC Febrero 2026

Presentacion del curso de Meditación adaptada al mundo occidental ULC de Febrero de 2026

No hay que demostrar que en el mundo existe mucho sufrimiento. Que todos los seres quieren ser felices y más aún vivir en paz, que son dos cosas distintas, muy diferentes, que hoy se confunden.

A pesar querer ser felices seguimos teniendo conflictos. Existe una falta de Conciencia colectiva que nos lleva a la desigualdad, pobreza, hambre, miseria, abuso del débil, violencia en todos sus órdenes y planos. Estrés, ansiedad, depresión, preocupaciones. Un sin fin de enfermedades físicas, emocionales y mentales. Deseo de poder, egoísmo, rencor, odio, venganza, ira…que aumentan el sufrimiento.

Incluso en la actualidad, ya nos amenaza la propia existencia del planeta por esta falta de conciencia global, provocada por el deseo de poder y el egoísmo de unos pocos, los más fuertes mentalmente, en perjuicio del resto.

Pero el ser humano no es esto sólo. También Es, en realidad lo que Es, un Ser bueno y bondadoso, compasivo, solidario en potencia, que disfruta compartiendo y haciendo el bien a otros seres. Pero ese Ser, lo que somos, está dormido, tiene que despertar y desarrollarse, evolucionar, hacia el bienestar colectivo, claro está. Eso es el Verdadero progreso y no otro. El Ser está evolucionando, de aquí la lucha existente en la actualidad. Por esto, es necesario un sistema, un método que todo ser humano, desde su Interior, pueda llevar a la práctica instantánea y efectiva para parar esta debacle, generar circunstancias, causas que produzcan y originen la buena convivencia entre todos los seres de la creación. Así funciona el karma, la ley de cusa-efecto.

Esto es el MBM, el método Bardón de Meditación. No es una utopía. Es una realidad. Un método de Conocimiento, Meditación y Práctica actualizado al siglo XXI, que, desarrollando la verdadera Conciencia interna del ser humano, la bondad que todos llevamos dentro, el alma, se llame como se llame, lo que en Realidad Somos, y desarrollando esas cualidades internas, sean la base de todas nuestras relaciones con todos los seres, no sólo de la Tierra sino también del Universo.

Es incuestionable que todos los males del planeta tienen como base el deseo de poder y el egoísmo, “el Yo y lo mío” que con sus derivados son, como menciono, los causantes de tanto sufrimiento. Y si cuando tenemos frío utilizamos su opuesto el calor, es evidente que por la misma ley de causa – efecto, para eliminar el sufrimiento debemos ir a sus opuestos. Por lo tanto, sus opuestos, la humildad, la generosidad, la compasión, la solidaridad y sus derivados son la solución. Estos valores internos los tenemos todos los

seres humanos sin excepción. (Lo vemos cuando surgen grandes catástrofes naturales). No es que los tengamos, es que somos Eso. Sólo desarrollando y manifestando en el día a día, ese potencial interno, ese espíritu compasivo y solidario, existente por naturaleza intrínseca en todo ser humano, se puede llegar a la paz y el bienestar de Verdad, efectiva, total y permanente.

Ese es el verdadero progreso de la humanidad. No el progresismo partidista-egoísta que propugnan algunos y que lleva, como estamos viviendo, al progresismo del fuerte, del violento y del egoísta. Al sometimiento del más débil, sea de una forma u otra, al confrontamiento permanente y al sufrimiento de los más desfavorecidos. Pues la paz, no lo olvidemos es la ausencia de conflicto. Y no es lo mismo que la felicidad. Y mientras exista mi poder y el tuyo, mi egoísmo y el tuyo existirá el conflicto. Solamente el nosotros y cuanto más extendido mejor, nos llevará a la verdadera y consistente paz. Dirigentes con estos principios, en todos los campos de la vida, escasísimos ahora, nos llevarían a una solidaridad en bienestar y paz total. Y para llegar a esto hay que formar, desde antes del nacimiento incluso, a los seres humanos en el desarrollo de esos valores internos propios tan sólo del género humano en potencia, de la raza humana espiritual. El próximo reino. Para esto sirve el curso Una Luz en el Camino